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  • Foto del escritorNadia Camacho

Popayán, la ciudad blanca

Actualizado: 16 sept 2018

Este día describo datos sobre la historia de Popayan, la ciudad que fue capital de la gran Colombia cuando Venezuela, Panamá, Colombia y Ecuador eran una sola tierra y la ciudad donde actualmente estoy haciendo mi proyecto social con AIESEC. El primer "Walking tour" ( 7 de Septiembre ) me gustó tanto que volví a tomarlo la semana siguiente ( 15 de Septiembre). En esta publicación, recabo fotografías de personas, lugares, datos y percepciones de ambos recorridos. Espero que al leer esta entrada también ustedes se sientan presentes en las calles e historia de esta ciudad mágica. Recuerden que al ser este mi blog personal, no carece de la subjetividad de mis percepciones y experiencias personales. Disfruten.


Viernes 7 de Septiembre de 2018

Hoy fue día de fiesta. Lena y yo no tuvimos que ir a la fundación porque iban a tumbar un muro para hacer el patio más grande, relativamente más grande. Quedamos de vernos a las 10 de la mañana en el parque Caldas para unirnos al “free walking tour Popayán”. Llegamos derrapando por que a pesar de tener ya cuatro semanas aquí, todavía no ubico bien las calles del centro y eso nos retrasó. A nosotros se unieron una pareja de austriacos y una canadiense, además de las guías, dos simpáticas colombianas con más carisma que estatura y con un inglés fuera de lo ordinario. En total éramos 7. En el tour recorrimos sitios que ya habíamos caminado con anterioridad en algún momento de nuestro tiempo en Popayán, pero desconocíamos la historia de sus muros, la existencia de sus tesoros, y la magia de sus leyendas fantásticas relacionada a los procesos de conquista y colonización española (como casi todos los pueblos latinoamericanos) y la suma de la creatividad del imaginario colectivo de los payaneses. Visitamos la catedral: "La basílica de Nuestra Señora de la Asunción de Popayán", con su historia del terrible terremoto de 1983, donde la cúpula cayó y aplastó a los 40 feligreses que se protegían bajo el domo engañoso, y de los que se salvaron por haberse aferrado con fervor a las imágenes de dos cristos que estaban en los extremos laterales del santuario. Vimos la fotografía de la corona de la virgen que fue robada tres veces y que terminó en el “Metropolitan Museum of Art” en Nueva York. Obviamente Estados Unidos no la devolvió.


Lena no vino al segundo tour, que Mirna, la chica del Líbano, Evelyn, mi amiga anfitriona y yo hicimos en la tarde lluviosa del 15 de Septiembre. Al paseo se nos unieron una pareja de la india y España, un francés y una colombiana. Este recorrido comenzó en el parque Caldas, llamado así en honor al sabio Francisco José de Caldas.


Ambos tours nos llevaron a la casa de “La junta pro- Semana Santa”, donde vimos algunas imágenes religiosas y sus procesos de restauración y de mantenimiento. Y descubrimos una guerra “cuando los indígenas se quisieron rebelar y atacar a los colonizadores, ellos tomaron sus antorchas para protegerse con el fuego. Al verlos, los indígenas creyeron que una serpiente de fuego enviada por los dioses protegía a sus enemigos españoles y que sus dioses se habían volteado contra ellos. Sorprendidos huyeron y algunos hasta murieron de tristeza.” En este lugar también se cuentan los minuciosos procesos de selección de las Sahumadoras, que son mujeres entre 19 y 22 años encargadas de estar en frente de la procesión para limpiar el camino con incienso.



Seguimos caminando por esas calles blancas, imaginando respuestas para el por qué de sus calles de nieve. Resulta que “hace tiempo había muchas niguas, pequeños y letales insectos que solían devorar por dentro los pies de los habitantes de Popayán. El gobierno descubrió que pintando las casas con cal estos bichos comegente morían más rápido, por lo que ordenó pintar todos los edificios con cal excepto la esquinas que ahora son testigos de la historia. En estas esquinas la gente se rascaba las llagas que les producían estos animales, porque era más fácil limpiar un pedazo del muro que el muro completo”. ( ¡Guacala!) Pasamos por un preocupante número de iglesias que le han dado a Popayán su nombre como “la jerusalén de américa” por su gran cantidad de iglesias, una colina llamada “el morro” (cerro pequeño en colombiano y niño en mexicano). El morro parece un morro, pero es una pirámide escondida debajo de la tierra. Se han encontrado tumbas ahí.



Conocimos “el puente del humilladero”, ubicado en la entrada del actual centro histórico. En el primer tour nos dijero que este puente había sido construido para que los esclavos transitaran y que las personas libres usaban un puente diferente para transitar. En el segundo tour nos dijeron que originalmente esta construcción era un puente empinado con forma de zig-zag, lo que hacía difícil el paso para los animales de carga de los campesinos y mercaderes de ese tiempo cuya misión era llevar sus productos a la gran plaza, donde ahora está el parque Caldas. Como los animales no podían transitar fácilmente por el puente curvoso. Los campesinos y mercaderes llevaban en sus espaldas grandes bultos que hacían encorvar su cuerpo, poniéndolos en una postura de humillación. El puente fue diseñado por el religioso Italiano Fray Serafín Barbetti. Debido a su estructura sostenida por arcos, muchos decían que se caería,por eso el fraile almorzaba cada día debajo de sus arcos, para mostrarle a la gente que el puente era seguro.

A popayán le han dado ese nombre en honor de un cacique indígena, “Po” significa jefe o cacique y “Pioyán” era el nombre de su líder. También se dice que Sebastián de Belalcazar, fundador de Quito y Popayán, se enamoró de la hija de un líder indígena con la que no se pudo casar, por eso le dio su nombre al valle de Pubenza.

Fuimos también a los sitios donde se comen los sabores de aquí "Mora Castilla" y los aplanchados de "Doña Chepa", donde en el tour del 15 de Septiembre, nos detuvimos a degustar de la tradición culinaria. Probamos los tamales de Pipián: hechos de un relleno de papa amarilla, tomate y maní, sazonado con sal, cebolla y ajo; el salpicón de Baudilia, que es una bebida de moras, guanábana, lulo y otras frutas; las empanaditas de pipían con ají, la lulada, el champús, el patacon y la Carantanta. Todo fue exquisito. Los turistas aprovechamos para agradecer a Jhon, nuestro guía e intercambiar algunas historias y de paso nuestros perfiles de Facebook.




Es interesante que los sabores de algunos platillos son muy similares a los sabores de algunas comidas de México, como el aplanchado que me supo a "doraditas Tía Rosa". Todos disfrutamos mucho el recorrido. Popayán, me encantó conocerte.


Basílica de nuestra señora de la Asunción de Popayan

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